ayer, al llegar a mi casa, advertí que había dejado las llaves sobre el escritorio de mi oficina.
una vez más, lo de siempre: "cómo puedo estar tan distraída, es muy complicado vivir conmigo misma, soy una boluda, la estupidez se paga, por qué no dejé copias de mis llaves en cuarenta y dos lugares..."
luego de maldecirme un rato, decidí tratar de resolverlo, tenía media hora antes de encontrarme con miguel ángel y después llegarían julia y verónica. llamé a irma, me pasó la clave de la puerta y me tomé un largo taxi que mer llevó de mi casa al trabajo y del trabajo a mi casa. quince pesos, una ganga, el diez por ciento de lo que me salió cambiar la cerradura en una situación similar el 9 de julio del año pasado.
llegué, le di de comer a ema, puse música y me fumé un cigarrillo.
después llegó miguel ángel, más tarde julia y finalmente verónica.
terminamos de armar las carpetas de los subsidios.
en un momento me miré el brazo y noté que me faltaba la pulsera-de-no-creer-en-el-amor.
la busqué por todos lados, pero no apareció.
me fui a dormir pensando que, en realidad, verla me recordaba que yo sí creo. entonces, si la había perdido, ¿que tenía que hacer?
hoy me levanté y estuve toda la mañana buscando un diskette que ayer había puesto en algún lugar que hoy ya no recordaba.
revisando en mi mochila la descubrí: la pulsera se me había caído ahí dentro mientras intentaba encontrar las llaves.
el diskette estaba abajo de una libreta.
mi cabeza no la encontré todavía, si alguien la ve por favor avise, estoy segura de haberla dejado en algún lado pero no me acuerdo donde...
martes, mayo 10, 2005
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2 comentarios:
Te leia y no lo creia... porque ayer resulta que me fui un rato antes del trabajo, aproveché para ir al super, me cope, compre de todo, cereales, coca, fideos, dulce de leche, esperé 12 minutos que se hornearan las baguettes, agarre todas las bolsas, llegué a la puerta de casa... y también había djado las llavves en el escritorio... en fin, taxi de 15 pesos ida y vuelta al trabajo... con todas las bolsas a custas, claro. terrible.
la desgracia domestica nos une, lau...
ahora me siento un poco mejor. mal de muchos...
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