el domingo a la noche fui a cenar con ani y horacio a contigo perú, el restaurant peruano de belgrano.
antes de llegar, mientras íbamos en el auto, estaba por declarar mi depresión de domingo por la noche, mirando por la ventanilla, con lágrimas negras a todo volumen y el viento que empezaba a levantarse.
pero después, entramos y a ahí siempre están todos de buen humor y a horacio y ani les encantó el lugar y la comida.
y bueno, a mí los pescados, los mariscos y todo lo que tenga que ver con el mar me mejora cualquier indicio de depresión.
ani y yo compartimos ceviche y después “causa rellena de atún” y “tacu-tacu”, que mi hermana se empeñaba en llamar “tuca-tuca”. la causa era algo así como una papa plana con atún y otra papa plana arriba, como un sándwich de atún con pan de papa. no sé si era la mejor causa, pero al menos era una buena causa y me hizo bien tenerla por un rato.
después horacio nos contó que había visto a maradona en la tele y que fue emocionante. dijo que él puede ver que ya salió, que él sabe lo que es y que se nota que está disfrutando de la vida ahora. y sí, lo sabe. y a mí también me emocionó que lo dijera y todo eso, porque son cosas de las que casi no se habla en mi familia. cosas que hacen que yo no sepa por donde escribir mi biografía.
en fin.
llegué a mi casa y me puse a bordar lentejuelas y pensé que todavía hay mucho tiempo. y que mi familia es una locura. y que para poder verlos a todos tengo que hacer tres encuentros por separado.
y cuando están todos a la vez es increíble.
y los quiero mucho, así, medio raros como son.
y no hubo angustia de domingo, ni nada.
lunes, mayo 30, 2005
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