martes, mayo 24, 2005

el que se va sin que lo echen...

hoy estaba en la cama, ya despierta, pero hundida entre las frazadas mirando la hora y la temperatura y pensando que algo andaba mal: la hora era la indicada para levantarme, pero la temperatura no.
entonces sonó el timbre.
era felipe, el gasista-plomero, que venía a instalarme una cocina nueva. no lo podía creer, nunca viene cuando lo llamo y de pronto...
¡así, sin avisar, me cambian la cocina!

la cocina nueva debe tener cincuenta años más que la que tenía antes. es una reliquia, de esas que tienen sólo tres hornallas con el metal muy grueso.
"te dije que te la iba a cambiar, la otra estaba toda podrida".
y yo sin saberlo, haciendo tostadas, mate, chocolate caliente, sopas, huevos duros, fideos y otras exquisiteces varias...

de paso le pedí que me arregle el calefón.

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