sábado, octubre 13, 2007

no estamos en el pozo

siempre que alguien hablaba de la feria del libro del zócalo, yo me imaginaba un pozo enorme enorme lleno de stands blancos.
no sé por qué.
hoy pasé a llevar libros de gog y magog, ya sabía más o menos con qué me iba a encontrar, ya sé que el zócalo no es un pozo sino una plaza seca gigante con una bandera gigante.
ahora está llena de carpas blancas que están llenas de libros y hoy que es sábado también estaban llenas de gente.
dejé los libros y me fui contenta de que gog hubiera llegado al zócalo y con la decisión de volver un día menos concurrido.
odio las ferias del libro, me dan taquicardia, ganas de robar y un leve odio a la humanidad.
el metro también estaba repleto, pero en la estación sonaba un tema de entre ríos que me hizo pensar en el verano en buenos aires.

jueves, octubre 11, 2007

cuando sea grande quiero ser laurie anderson



festejar escuchándola a ella. mirándola en el escenario lleno de velitas. aunque la cabeza se nos parta de haber jugado a los detectives salvajes la noche anterior en un barcete de bucarelli lleno de poetas latinoamericanos y cerveza. aunque nos duela todo de haber bailado junto a una rockola y bajo los tubos de luz tan tan blancos.


festejamos bailando el martes y escuchando el miércoles.
y todavía queda un champagne en la heladera.

lunes, octubre 08, 2007

ayer

hizo un año que nos conocimos en un aeropuerto.

en estos días


-fuimos una semana a la habana
-vino mi papá de visita y paseamos, comimos y bebimos a lo loco
-leímos en un encuentro de poesía en el centro histórico del df
-meli se fue a la playa y volvió negra
-no tuve ganas de escribir en el blog

asociación libre

ayer, después de almorzar, fuimos al súper y compramos algunas cosas. entre ellas dos aguacates.
entonces me acordé de guacamole.
estábamos en sexto o séptimo grado y decidimos hacer una especie de club de tobi. lo bauticé guacamole, no sé por qué, creo que por un personaje de frutillitas, un topo, y porque me gustaba cómo sonaba la palabra. lo armamos en un cuartito del sótano del edificio de jacqueline. su papá era portero y nos dejaba usarlo si no hacíamos mucho ruido. todo el tiempo se escuchaba el tic tac que hacía un aparatito cada vez que algún vecino prendía la luz del palier.
éramos todas chicas. lo decoramos un poco.
teníamos un teléfono viejo que no andaba, un póster de toreros que decía "paco caminos, josé luis el mono, manuel benítez el cordobés", un spot amarillo, y unas mesitas y sillitas. además teníamos una copa, con la que intentábamos invocar espíritus para preguntarles cosas fundamentales como si nos iba a dar bola tal o cual chico, a qué secundario íbamos a ir y si nos íbamos a seguir viendo cuando terminara el colegio. mi mamá nunca me dejó jugar a la copa en casa.
hacíamos sandwichs de pan lactal y después íbamos a la escuela que quedaba a unas pocas cuadras.
maría josé era mi mejor amiga, a las dos nos gustaba diego y jugábamos a ver cuál le hacía más dibujos y los pegaba en la pared de guacamole. él no lo sabía, claro. él también era mi mejor amigo. ellos se pusieron de novios. ella le cortó en el viaje de egresados y él se rompió la mano dándole una piña a la pared.
hace unos seis años lo vi, a él y a mi amiga florencia. ella me llamó cuando cortó con su novio como si no hubieran pasado 10 años en el medio, nos encontramos los tres. ella se ponía crema todo el tiempo de un pote que sacaba de la cartera, él dijo que yo era bohemia porque estudiaba letras. un asco. por suerte no los vi más.
a jacqueline no la veo desde los 13, maría josé es mi amiga, vino a casa un rato antes de que me tome el avión para venir a méxico. a sara y carolina las vi desde el colectivo en un bar en congreso, fede es dj en alemania, mariano vende faso, a vero la vi desayunando en el café de la esquina de mi casa con su novia. maría emilia sacaba fotocopias en un local frente a puán, de paola no sé nada. mercedes es mamá hace como 10 años, trabajaba en macdonalds, hace un par de semanas soñé con ella.