lunes, julio 31, 2006

flores rotas

las hojas en jirones como si un animal enorme de uñas afiladas hubiera quedado encerrado en el minúsculo patio.

los pimpollos, todavía verdes y cerrados, perdidos entre los restos.

el misterio de ese color que la tormenta se llevó después de la lluvia de meteoritos de la semana pasada.

jueves, julio 27, 2006

hoy todo el hielo en la ciudad

miedo. miedo blanco como el color del cielo de tormenta. piedras que caen, de un lado y del otro, en diagonal. rebotan sobre el aire acondiconado. la media sombra del colegio de al lado parecía una cama elástica de hielos, me dice mi papá que me llama apenas todo estalla para ver cómo estoy. estoy acá, en la oficina y tengo pánico. es irracional, lo sé. y casi no hay nada más lindo que ver este plano blanco, el piso cubierto de hielos, el cielo que enceguece. qué le pasa a este tiempo que nos tira cosas. hace días que pienso en el fin del mundo. todo empezó con el calor en medio del invierno y ahora esto. la idea del fin me fascina, quiero, por favor, un mes de preaviso. un mes de verano para estar con mis amigos en la playa, fumar, tomar cerveza, cantar y coger sin parar, un mes sin trabajar, un mes para decir todo lo que quieras y comer mucho pescado y dulce de leche, para sacarse las ganas. una vez dije que siempre había tenido ganas de hacerme un traje de papel film y mi mamá fue a la cocina y me trajo el rollo. si siempre quisiste esto, entonces hacelo. nunca en mi vida tuve tanto calor como ese día, envuelta en ese coso transparente con mi vieja que le daba forma con una tijera. así imagino el pre fin del mundo, darse todos los gustos tarados que uno no se da y no se por qué.

ahora el cielo está despejado. de la furia a la calma, el día gris, el sol. hoy estuvo indeciso. mañana frío y soleado. como me dijo una vez e.r, a veces prenden el día y lo dejan así, en el mismo estado hasta que ponen la noche.
en cambio ahora no dejan de mover los controles.

martes, julio 25, 2006

en el principio hace ya tiempo

termino de leer un mail, pienso en todos los perros que tuve. blancos, amarillos, cremita. sol, duque, vicky y frida. el pez paulino, el jilguero plumita, la tortuga pepita.
mis gatos, con nombres de persona. no está permitido cambiarle el nombre a un gato, ni a un barco, ni a la gente que querés. creo. no me pasó nada. en general escribo como si las cosas más insignificantes tuvieran importancia. como podría escribir, por ejemplo, que vi como empezó a florecer la azalea, despacio, apenas asomándose una punta de un pétalo fucsia, abriendo el pimpollo verde sin hacer ruido. todas las mañanas salgo al patio a ver a la rosa, pero aún mantiene su secreto. ya no vemos perros por la calle, perros sueltos, de los que mamá no me dejaba mirar a los ojos porque te siguen. y así vinieron vicky y frida. por mirarte. dónde están esos perros que había por ahí todo el tiempo. ahora veo gatos, a veces, cerca de casa, una señora les lleva comida. uno quedó atrapado sobre la persiana de un negocio. nunca supe quién lo bajó.

me duele la panza. por la mañana llegué concentrada después de correr en la cinta, ahora me voy dispersa, con perros, ríos y gatos que me siguen por todos lados.

lunes, julio 24, 2006

dos días

sábado. mucho sol en el cuarto. té verde en casa, medir el día desde el balcón y decidirse por el paseo. café en mesa afuera con papá. caminamos por palermo. almorzamos pollo con verduras saltadas y mini tarta de chocolate, sin frutos rojos para mí. se suma elen. vamos a ver compus. me voy en taxi con papá y una compu nueva que anda muy bien y no lo puedo creer. en media hora salí de los 80. en media hora estoy en la bañadera hablando por teléfono. me paseo en bata sin saber qué hacer. vení, hay pollo y ensalada, estoy con joy, dice nati. en cinco minutos pollera, botas, remera y taxi. vamos al cumple del hiato. hay muchas cosas que giran y hacen luces, un ventilador de mano, por ejemplo. necesito uno. hay que ir a once. no llegamos a la otra fiesta, casi me duermo en el taxi. en casa, intento conectar el dvd y no puedo, así que chau, mañana será otro día. rápido, olvidar el entorno, hay cajas y cosas por todos lados. el domingo me levanto temprano y ordeno el cementerio tecnológico. joggineta, auriculares, corro por independencia y llego a plaza dorrego. julia y sus anillos. dudo si almorzar pizza en pirilo, pero al final desisto y corro por independencia hasta cruzar 9 de julio, ahí camino sin parar y compro alimento para gatos. y me quedo. estoy en mi sillón preferido mientras afuera llueve. mate, libros, café con leche con torta en la merienda con mai, una tuca de hace mesas perdida en el cajón de las medias. dormir temprano, el cuarto calentito, el dvd que funciona, la frazada que pesa y los gatos ovillados uno sobre otro en un almohadón al costado.

viernes, julio 21, 2006

cada uno lleva un secreto y fercho la licuadora

despertar durmiendo en diagonal. la cocina está llena de platos sucios, vasos, cuchillos. ahora puedo decirlo: fercho va a ser papá. la emoción es inmensa. es el primero y todos estamos felices. como hace calor me pongo campera de jean. señorita trash, zapatitos, remera de encaje, una resaca terrible, el pelo revuelto, el esmalte saltado, ojeras, anteojos negros enormes y cartera de leopardo. me encanta este verano que alguien dejó acá. el viento me pega en los brazos. tengo una cita. estoy fóbica y de buen humor. voy a trabajar, almuerzo con mis amigas, cambio gimnasio por fiaca en casa.
fercho va a ser papá. y yo tengo una cita y una inestabilidad emocional más grande que una casa.

jueves, julio 20, 2006

rompan todo

la semana pasada robaron en el local de debajo de mi cama. escuché los ruidos de los vidrios rotos, las voces, cosas que se caían. me levanté temblando, con la sensación de que estaban entrando en mi living. no podés dejar la ventana abierta en un 1er piso a la calle, no podés cerrarla mientras roban abajo porque te escucharían. me metí en la cocina con el teléfono en la mano. cualquiera. ¿a quién llamás a las tres de la mañana mientras te parece escuchar un robo que no podés ver? ¿para qué?
a la cama otra vez. llega la policía, la gente se acerca, escucho todo.
al día siguiente, gritos: “a ese hijo de puta le voy a romper la cara”. ayer, un auto a toda velocidad con sabina al mango “por el boulevard de los sueños rotos”, un bebé que llora. qué me pongo mañana, hace frío, por qué no hay un puto árbol en todo este barrio, a los dos años el primer chico que me gustó era rubio y se llamaba diego, el segundo era castaño y se llamaba pablo, si los viera ahora, ¿los reconocería? ¿qué querrá decir todo esto? ¿me gustan los rubios o los judíos? ¿por qué mis gatos tiran siempre el mismo frasco? ¿por qué todos me llaman para nada? ojalá mañana salga el sol. que no se me moje la ropa colgada en la soga. ojalá de una vez por todas se abran los tres pimpollos de la rosa china y me dejen ver su color. otro vidrio se rompe. creo que es una botella. no puedo así, tal vez sea la falta de cigarrillo.
y mientras, mi cabeza inventa acertijos absurdos y sin respuesta con lo que sigue andando mientras duermo.

memoria corporal

había mucha gente.
estábamos en otro lugar, como un hotel de córdoba o algo así.
después de una convención.
abajo había una pileta cubierta.

de pronto me daba cuenta de que si me abrazaba a un almohadón y levantaba los pies, podía volar.

y volaba por la habitación como si fuera un juego que sólo yo podía hacer.

miércoles, julio 19, 2006

te juro que no

dormí muy mal.

en el sueño, ani y yo estábamos en una playa. después caminábamos por las calles de la ciudad balnearia y me daba cuenta de que estábamos muy bronceadas, casi rojas.

fumaba un cigarrillo.
entero.
de principio a fin.
me gustaba, pero una vez que lo había terminado la culpa cubría todo.
como si hubiera arruinado algo enorme.
como si ya no hubiera vuelta atrás.

me desperté pensando que ya era hora de ir a desayunar con mi abuela, pero no.

a las cinco de la mañana cerré los ojos y volví a soñar con la playa, pero esta vez la culpa judía la dejé para el té de las nueve y cuarto.

lunes, julio 17, 2006

una semana

un taxista me dijo que ahora que no fumo voy a engordar 10 kilos. “¿cuánto pesás?”, preguntó, “ahora preparate”.
no puede ser. es demasiado para mi altura, ¿no se da cuenta señor? me está diciendo que voy a ser un chancho no fumador y con pelo largo. ¿cuándo tomé esa decisión?
trabajo en una revista. se supone que toda la gente escucha discos, va al cine, lee. pero de pronto, me encuentro diciéndole a un compañero una frase que nunca imaginé:
“hoy, a las nueve de la mañana, cuando estaba en el escalador, te vi entrando en el gimnasio que está en frente del mío”
algo más: el coso bebible ser de dulce de leche granizado es una falta de respeto a todos los dulces de leche.

domingo, julio 16, 2006

vengo en 5 minutos

domingo. no es mediodía y estás en un locutorio.
afuera todo es gris y húmedo.
los ruidos se escuchan como bajo una campana.
viernes y sábado dormiste con el mismo nombre en otras personas. altos, rubios, flacos.
la casualidad nos dejó a todos en el mismo barrio.

y con los mismos colores.

noche 1. si no hay cigarrillo te fumás todos los porros del mundo. y huevos revueltos, golosinas, y hasta no terminar el vat 69 no paramos, cerveza, té con galletitas. quedás ahí. te toca cama y acostarte sin zapatillas envuelta en una frazada palette. a tu derecha, uno de tus amigos duerme tranquilo con la boca abierta. el otro está torcido en un sillón en el living.
por la mañana, los tres tirados en la cama recuerdan escenas del colegio.

día de sol. dos amigas más se suman en el desayuno, bar viejo en la esquina de ravignani y algo.
costanera sur. siesta.

noche 2. empanadas. amigas. bloody marys. se impone la teoría de la diversificación. en la fiesta hay una palmera o una extraña planta de hojas enormes. palmera le decían también a tu amigo. la casa es increíble. baile.

más tarde caminás unas cuadras. ya estuviste ahí hace un tiempo, en otra fiesta, pero hoy no hay gente.

esta cama está en el piso.
todo es blanco.
afuera unos gatos maúllan.

el día amanece lluvioso.
por un momento no sabés dónde estás.
más tarde bajás del colectivo y entrás a un locutorio.
todavía no es mediodía.
afuera todo es gris y húmedo.

miércoles, julio 12, 2006

comprate un reloj

entonces, sigo con mi monotema de la semana. ¿cuántos pesos y minutos voya ahorrar? digo, con qué voy a reemplazar mi clásica marca temporal "me fumo y cigarrillo y (me) voy". ¿serán todos minutos ganados? ¿y esos cigarrillos que eran la forma de quedarse un rato más con alguien, de prolongar una charla, o no salir al día frío del invierno?

¿y ahora?

¿qué voy a hacer con eso?

¿qué voy a hacer con el cigarrillo que fumaba como recreo después de ordenar mi casa y justo antes de meterme en la bañadera? ¿y el que fumaba con la persona que hablaba, cada uno a un lado del teléfono?

¿mentos? ¿pico dulce? ¿chicles?

¿"me como un alfajor y me voy"?

¿"me tomo cinco minutos me tomo un té"?

tengo que decirlo

en este instante me fumaría un cigarrillo.

martes, julio 11, 2006

y la pena que dejaste al partir

nc me pregunta qué tema prefiero, ¿paloma, por mirarte, la parte de adelante? paloma, pero por mirarte me mata, me trae una oleada de impresiones adolescentes, casi me desgarra, te diría.
diego torres lo hace bolsa. pasa con varios temas del homenaje a calamaro. hay dos o tres por disco que valen la pena. la cosa es que el tema se vuelve algo espantoso, como sucede también con “en el cielo hubo un ángel que escuchó...”, ese tema de diego torres que pasaban en algunas matinés en gesell y que, inevitablemente, me hacen acordar a mi primer beso. martín, un chico de la plata, lo vi una vez de vuelta en la costa varios años después. me llamó, pero yo estaba en el cine, daban el guardaespaldas.
por mirarte, versión original, primavera de cuarto año, las remeras batik, llorar en la ducha, tomar cerveza en la calle, correr borracha por la vereda en las fiestas del colegio. las polleras largas con elefantes, calamaro y el piano de cola en la terraza del recoleta, las fotocopias de las partituras de artaud, las clases de piano, el pelo larguísimo, esperar que todo nos pase.

asimétrico

la semana pasada, salir y salir.
tomar vino y comer canapés en un evento en el sheraton, cerveza y mataplantas en el sótano, cenas en casa, más cervezas en el brasilero, 878, fiestas, cumpleaños. de la angustia al baile. bloody marys picantes, vodka con sprite, ver dos jugadores en lugar de uno en la pantalla del jueguito de fútbol, dormirte en el suelo de un living mientras los demás compiten.

y ayer, primer día sin fumar, agua agua y agua. caramelos. ducha y contar un minuto y medio. la sensación física del cigarrillo que falta y que nunca sentís, porque ahí siempre hay un cigarrillo.
ahora no, donde antes había algo, ahora no hay nada.

martes, julio 04, 2006

encendida

me quemé la mano, entre los dedos, con agua hirviendo.

me duele.

me duele al punto que no sé dónde meterme.

me pongo pancután, pero no hay alivio inmediato. una mano arde y el resto del cuerpo tiembla.

de tanto mirar la quemadura, descubro un moretón y la yema del pulgar cortada.

parece que no me estoy tratando muy bien.


ayer me devolvieron un parcial: "qué lindo, laura", decía.
no me escribían eso desde la primaria. me gustó. para estar a tono salí y le mandé un sms a mi papá: "me fue bien". trato de pensar en otra cosa, pero sólo siento esa mano. digo, escribo de mi día de ayer, pero se filtra lo que arde, los bordes de los dedos, colorados, y la palma hinchada. "lindo", porque no puedo escribir con precisión. la presición que sitúa, por ejemplo, el dolor en un solo lugar del cuerpo, en ese punto rojo que se marca. ahí. no. no puedo hacer nada ahora. sólo hablar por hablar, pensar en cualquier cosa. pensar si me fumo un cigarrillo o no, si quiero un té. pensar que hice el parcial con fiebre. tal vez lo hubiera hecho igual sintiéndome mejor. qué importa, si cuando escribo también me duele la mano. ahora me acuerdo lo que me costó sacar un corcho el sábado a la noche con el dedo cortado.
el moretón no sé de dónde salió.
la derecha tiene apenas unos arañazos de gato.
concentrarse en algo. ya. lo que sea. que arda otra cosa.

prendo un cigarrillo.

lunes, julio 03, 2006

la flor de mi secreto

terminó el mundial. chau tele.
hace calor y lavo ropa en el patio. la escurro, la cuelgo de la soga.
hago lo mismo. en remojo, la bañadera con agua caliente, entrar y salir. hundir la cabeza. los sonidos se amplifican y después desaparecen.
hay fresias en el florero azul. hay un trapecista en el pasillo. hay un libro para leer y una lapicera arriba de la mesa. viene mi mamá pero mi gato no está en el pozo, al despertarme maullaba atrás de una maceta. bajamos, yo voy al kiosco, saco fotocopias, miro el partido en la tele, comento con los pibes, ella se va. le saco los bichos a la rosa china y al jazmín. no sé si son hojas nuevas o por fin voy a develar el misterio del color de la flor. estoy ansiosa. voy a la peluquería. me gustaría que fuera una rosa amarilla. tengo jugo de tomate frío en la mochila, un saco de esquimal y el esmalte fresia salvaje listo para ser usado.
en lo de mai, armamos el espacio para la fiesta: sacar la mesa, poner el mantel, cambiar las luces, bautizar a los vasos.
me toca tomar vodka en “roberto” toda la noche.

el domingo, magnolia y cena en la cama.

pero la rosa china no será blanca.