lunes, septiembre 12, 2005

veinte años no es nada

el sábado al mediodía, fuimos a almorzar al galpón con los chicos. comimos mucho y muy rico. guiso y semifreddo de dulce de leche, perfecto para un mediodía frío y gris.

a la noche, plan bizarro, fiesta de cumpleaños de cincuenta en el club español. fui a acompañar a mi madre. vestidito de fiesta, zapatos, champagne y un salón barroco estilo granada en el límite entre el horror y lo gracioso. la cumpleañera estaba vestida de blanco y, en la mesa, había una torta enorme con sus iniciales. bailamos unos hits demoníacos: carlos vives, chichi peralta y otras cosas por el estilo que me hacen sentir terrible, porque...

¿cómo llegaron las letras de esos temas que detesto a fijarse en mi cabeza? ¿alguien susurra esas canciones en mis oídos mientras duermo? ¿será el resultado de los meses que pasé durmiendo con la tele prendida y los videos del nueve sonando toda la noche?

alrededor de las dos, las chicas pasaron a rescatarme para ir a un cumpleaños de treinta en un garage. seguí bailando, pero la música era mucho mejor.
lentos otra vez, parece que están de vuelta entre nosotros.

brindo por eso.

domingo, desayuno en una casa blanca y luminosa en un barrio que hacía mucho no pisaba.
volví a casa, me bajé en blockbuster y alquilé unas pelis. estuve todo el día en jogging haciendo fiaca.

a la noche, cociné y cené con sol. hablamos un montón, fue el cierre perfecto para el fin de semana.

más tarde, tejido y el clásico insomnio de domingo.

2 comentarios:

paula p dijo...

tu fuerte es el estómago*

perro de aguas dijo...

pero me duele todo el tiempo