lunes, abril 04, 2005

jardinería

en mi balcón, junto a las alegrías del hogar, había crecido un yuyo.

grande y lleno de florcitas blancas, era demasiado lindo para arrancarlo.

mi mamá me dijo que el problema era que podía atraer a unas mosquitas que apestarían a mis otras plantas.

así que yo lo movía varias veces a la semana para ver si las moscas ya habían llegado a mi casa.

pero no vinieron, y el yuyo creció más y más.

hace unos días, sus flores comenzaron a secarse, el yuyo se puso marrón, feo, inclinado sobre sus vecinas de flores rojas.

el domingo, junté todo mi mal humor por estar trabajando durante el fin de semana, por estar corrigiendo una revista de economía y por no poder tomar ni un café (una llama brotó de una de las perillas del horno), y arremetí contra el yuyo.

las alegrías del hogar, agradecidas.

me vestí y bajé a tomar un café con leche al bar.

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