miércoles, enero 26, 2005

tormenta en la playa

el día era uno de esos días de playa. tomi y yo fuimos caminando bajo el sol hasta azheda para lograr nuestro objetivo: nadar hasta azedhinha. no es que sea tanto, pero para dos peces de ciudad es bastante.
felices por conseguirlo sin morir en el intento, subimos el morro y fuimos a joao fernandes a encontrarnos con los padres.
pasamos todo la mañana en el agua y al mediodía subimos a almorzar a la semi terracita donde te preparan la mesa. ahí se come la mejor brochette de pescado que probé en mi vida.

todos los ojos estaban en la nube, enorme, gris, una pared que caía sobre el mar y dividía el agua con una franja negra sobre el turquesa.

de pronto todo empezó a volar, las sombrillas, las sillas, la comida en la playa.
nos metimos abajo de un quincho, yo contra la pared, fumando, con mi miedo irracional a las tormentas. el resto mirando, sorprendidos por el temporal.
vimos llegar a la lancha taxi, vimos volver a los de la banana, pálidos, muertos de miedo.
después llegó la calma, el calor, la ciudad sin luz ni aire acondicionado, la arena revuelta mezclada con los cocos, el arroz, los restos de mi caipirinha, las noticias del choque entre los cruceros, de los gritos de los que paseaban en el buziana.


bajo a mojarme los pies. en las rocas, en cursivas, blancas, del tamaño de una persona, leo -por última vez- "amar".

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