miércoles, febrero 21, 2007
buen augurio
un sábado de enero en el campo, un bichito de luz se subió a mi zapatilla y me iluminó durante algunos metros. yo le recitaba mentalmente “mientras el contorno del parque se dibuja con el brillo intermitente de unas luciérnagas” y a la vez le decía por lo bajo: gracias, gracias, gracias.
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