miércoles, febrero 21, 2007

nos volveremos a ver

acá estoy, volví hace tiempo ya, pero no por completo. no sé por qué dejé de escribir, ni tampoco por dónde seguir ahora. estuve en una casa con mucho sol y sillas naranjas en el df. naranja y amarillo (me resulta tan simple ser feliz en esos tonos) flores blancas y la cama más grande del mundo. tuve unas vacaciones lindísimas, las mejores. fuimos a la playa y nos colamos en una boda, mexicana, claro. bueno, en realidad no fue colarse tanto, porque yo fui a preguntarle a la novia si nos podíamos quedar y, como debe hacer toda novia, dijo que sí. la verdad es que la fiesta estaba buenísima, las mesas con velitas, móviles de espejos, lámparas, flores, y todo sobre la playa. esas son las ventajas de no tener playas ventosas, porque me imaginaba la misma escena en la costa argentina y me daba onda tornado: las telas prendiéndose fuego sobre las velas, todo lleno de arena, la novia peinada igual que yo cuando me levanto, un desastre.
también charlé mucho con juli, fui a cenar con sus amigas, jugué con simi y tita.
en una ciudad con 26 millones de habitantes, me encontré en la calle por casualidad con un amigo que no veía desde hace ocho años, cuando nos conocimos viajando por europa.
también almorcé con hernán, caminé muchísimo, tomé tequila, tomé mucha cerveza, comí tacos, los mariachis me cantaron dos canciones (¡¡los mariachis existen de verdad!! todavía no lo puedo creer).
todo me pareció increíble, acapulco, la vida dominguera paseando por chapultepec, ver pelis bajo la frazada, teotihuacan, la casa de frida, la de trotsky, la plaza garibaldi, los pregoneros, el olor a comida y los colores que inundan la ciudad. y, más que nada, la felicidad que todavía me dura.

1 comentario:

Satamarina dijo...

es jb la que dice Mexico me mata?

a mí me mata de amor.

salutti