miércoles, enero 11, 2006

casita

el viernes me fui antes del trabajo.
porque sí.
porque es enero y no pasa nada y entonces elijo no almorzar y fugarme a las cuatro y media.
tomo un taxi con aire acondicionado, llego a casa, armo la mochila y voy a merendar con juli.
despedida.
simi, die y yo armamos unas cosas deformes con los daki. no veía un daki desde hace veinte años. siguen siendo iguales, yo siempre los odié un poco, porque no podés construir nada que tenga forma de algo. además son muy fosforescentes. y los tengo asociados a un día que siempre recuerdo. yo estaba en la piecita azul, en lo del zeide y había un nene español, no sé quién era, pero estábamos jugando con los daki.
llegaron los grandes.
“¿qué armaron?”, preguntó alguien.

claro, cómo no iban a preguntar si con esos cosos no se entendía nada lo que habías hecho.

“un bocadillo”, dijo el nene.

“¿y vos?”

“una casilla”, dije yo.

y todos se rieron.

y los odié.

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