después de varios días, retomo.
miércoles de presentación, jueves de recuperarse y un viernes muy particular.
salí apurada, con el tiempo justo para caminar bajo el sol hasta la comisaría.
casi dormida, frente a un empapelado con foto del abasto, inventé detalles de un robo en esa jurisdicción (no estaba entre mis planes ir hasta lugano) que incluía cosas como “dame la cartera o te quemo”, frase aprendida hace tres o cuatro años cuando dos adolescentes me sacaron veinte pesos en la puerta del zoológico.
más tarde, desayuno en una mesita en la calle a metros de la casa de la poesía antes de partir en un micro celeste grisáceo de la policía al festival de poesía “yo no fui” en la cárcel de mujeres de ezeiza.
a la vuelta, después de comer unas empanadas reparadoras, hice una mini siesta en casa. un poco por el cansancio y otro poco por todo lo que se habían reído de mí porque no duermo nada y siempre estoy cansada.
a la noche, fiesta de disfraces de lucía.
el sábado intenté resolver el tema del celular que me robaron, pero estaba cerrado. a veces tengo la impresión de que todas las cuestiones prácticas las resuelvo con desvíos. quiero decir, como no pude averiguar nada del telefonito, me compré un florero amarillo y tres bombachas. ayer se me hizo tarde para ir, entonces fui a averiguar a la pileta que está cerca de la redacción para empezar natación ahí.
y así en general, como cuando entré al súper a comprarme un desodorante y salí con un whisky.
el domingo, fuimos con ani y mami a almorzar al bar del museo sívori, en el rosedal. paseamos un poco por ahí y llegamos a escuchar un cover de frank sinatra en vivo. a la tarde, té en lo de la abuela. como todos los años, llegué con tres ramos de flores para las madres: elen, la tía ali y la abuela chiquita.
las flores eran muy raras, blancas y espigadas.
después fiaca, tele y buen fin del fin de semana.
martes, octubre 18, 2005
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