el domingo al mediodía, darío me pasó a buscar para ir a la fiesta de la virgen de copacabana.
me dijo que mi equipo no explotaría al enchufarlo y que el techo no era tan alto.
sí, enchufé el equipo de música, con el parlante colgando y todo, y funciona.
y funcionó todo este tiempo.
tomamos un colectivo hasta el lugar de la fiesta, cerca de lugano.
nunca estuve en bolivia pero imagino que debe ser parecido. al menos por la cantidad de bolivianos.
había muchos puestitos que vendían comidas y cosas típicas, y desfiles con unos trajes hermosos, bordados y de muchos colores.
me impresionó cómo las agrupaciones cuidan hasta los mínimos detalles, las mujeres tienen los mismos aros, el mismo peinado y, si sus polleras son muy cortas, hasta bombachas iguales.
me gustaría tener un traje de esos.
tomamos chicha y comimos anticuchos, que son corazones o algo así. suena medio raro, pero son muy muy ricos.
fue como estar de vacaciones por un rato.
a la salida, cuando estábamos buscando un taxi, unos pibes aparecieron por atrás y nos robaron. fue bastante feo. uno de ellos me llevó apenas unos metros para el lado del puente y me asusté bastante porque más allá no había nada ni nadie y no podía ver qué estaba pasando. me tironeó de la cartera y me dijo que se la diera.
eso hice.
se llevó mi dni, tarjeta de crédito, celular, plata, llaves de mi casa, bikini roja, pinturitas y sombrero boliviano.
dos segundos después, pasó un taxi.
igual, no arruinaron mi día.
más tarde, cuando mis piernas dejaron de temblar y paré de apretar los dientes, me fui al pijama party en lo de goli.
sin bikini ni cepillo de dientes.
martes, octubre 11, 2005
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