domingo. me quedé dormida, papá me llama y me dice que son las dos y media. corro, me visto, tomo un taxi. al llegar a su casa veo el reloj de las heras y pueyrredón.
papá le pifió por una hora, son las dos menos diez.
me da risa. me acuerdo de una vez que se equivocó y me despertó, me hizo el desayuno y, cuando estaba abriendo la puerta para llevarme al colegio, se dio cuenta de que eran las cuatro y media de la mañana.
comemos asado en la terraza. hay mucho mucho sol y todos estamos de buen humor.
después voy a nadar un rato.
a la salida, potlash, en la casa de peña. tocan varios grupos, voy con goli y martín, después se suman ani y sol.
la consigna es no aplaudir.
la explicación es que los vecinos advierten que hay música en vivo cuando escuchan los aplausos, entonces se quejan y llaman a la policía. a los vecinos no les molesta la música, lo que les molesta que la música este sucediendo ahí, del otro lado de sus paredes.
así que escuchamos y nos quedamos en silencio y las canciones ocupan todo el espacio.
y, de alguna manera, ganan fuerza en el contraste con el vacío de sonido.
aunque cada tanto, un aplauso aislado surge espontáneamente, como reflejo.
otros dicen “bravo” o “clap clap”.
tomamos cerveza sin parar. todo va terminando, la gente se va. ani sube cuatro latitas. nos quedamos un poco más, casi somos los últimos.
le digo a mi hermana que venga a dormir a casa.
comemos chocolates metidas en la cama, queremos fumar el último cigarrillo.
no tengo fuego.
no tengo agua caliente en el calefón.
lunes, septiembre 19, 2005
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